La camioneta roja

Acababa de fumar un cigarrillo cuando me dirigí al lugar de siempre, tenia el caminar lento como si no me apresurase nada tomándome el tiempo que quisiera, me quedaba en la boca el sabor a tabaco que saboreaba de rato en rato; al llegar el parabrisas maltratado, a un lado su luna de plástico, con su color rojo y sus rayas amarillas y sus barrotes de atrás negro plomo le daba cierto estilo, me agarre de uno de ellos de un salto me encontraba arriba, encima de ella mirando de ambos lados no pude divisar a alguien conocido, corría una brisa muy fría y la luna se hallaba en todo su esplendor, derrepente alguien se acercaba con el caminar cansado de pasos largos, acariciándose de rato en rato el rostro que lo llevaba agachado con cierta preocupación que parecía molestarlo, cojio con una mano una baranda de la camioneta y con un pie se apoyo en una de las llantas traseras que se hallaban sucias y muy desgastadas dio un brinco y se encontraba de un costado, le extendió la mano y el la suya, le brinde un fuerte apretón; pude comprobar que sus manos le sudaban y temblaban pero al percatarme de su mirar no podía creer que tenia los ojos llenos de lagrimas, como una laguna que acaba de ser roseada sorprendida por una lluvia muy leve, tenia la voz ronca llena de ansiedad cuando me dijo:
- tengo un problema!
- No se si puedes ayudarme???
Enmudecí dos segundos y al mover los labios le dije:
- no lo podemos saber todavía??
Agachando la cabeza junto sus manos, tenia los pies un poco inquietos y pensé que no debía estar allí, me prepare a bajar cuando escuche con voz decidida y a la vez muy confundida preguntar…
- que harías si la chica que mas as amado toda una vida decide irse????
Lo mire y aun tenia la cabeza agachada de un momento levanto la cabeza lo mire y tenia los ojos completamente confundido con las lagrimas, la nariz se le había enrojecido, sus labios los tenia muy húmedos al igual que su rostro y sus manos, puse la voz muy firme y le dije:
- la miraría a los ojos y la diría que la amo mas que todas las cosas del mundo y que siempre lo haré ¡
- y si no funciona????
- Dejaría que se valla.
- Te estoy ablando de la mujer de tu vida!!!!! Contesto exasperado.
Un voz muy dulce y de ojos tiernos interrumpió nuestra conversación con un sutil “hola”; todavía conservaba esos ojos cual abismos profundos, misteriosos y mágicos, descendí de la camioneta, me puse delante de ella que dando un paso con mucho miedo me estrujo contra su pecho con un fuerte y calido abrazo, con mis manos recorrí su silueta y me dije a mi solo “no ha cambiado mucho” volví la cabeza para divisar al amigo que había dejado en la camioneta y pude notar en cambio que sus lagrimas cesaron y en sus labios se hallaba una sonrisa muy leve, prendiendo un cigarrillo y levantando la mano me despedí de aquel amigo, fue cuando una voz dulce como la mas fina me alegro el corazón diciendo: “pensaste que no volvería”.


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